Martes 10/02
Dispuestos a reventar el cuentakilómetros y de paso el coche salimos de Wellington camino de Te Urewera, un parque nacional que no sale en demasiadas guías.
Después de 6 horas conduciendo al llegar nos encontramos con la desagradable sorpresa de que nuestra reserva no estaba confirmada porque la que nos la había pillado lo había hecho mal. Un poco más y nos da un patatús. Estábamos en el culo del mundo, lo más cercano a 2 horas y ya haciéndose de noche... Decidimos sacar la mejor versión de nuestro españolito cabreado y tras montar un pollo de los buenos conseguimos que nos dieran una cabaña para 10 personas por el mismo precio!
Entre el cansancio y sofocón descansamos un rato, cenita y a dormir que mañana ya sería otro día.
Miércoles 11/02
Después de dormir casi 12 horas nos levantamos la mar de descansados aunque yo no andaba muy fina porque parecía que tenía principio de infección de orina y era bastante molesto. Aún así nos fuimos a hacer una de nuestras excursiones.
Creo que ya tengo bien claro porqué el símbolo de este país es el helecho, dios mío que hartón de plantitas verdes y húmedas!! Y por supuesto ya nunca más dudaré de lo que es un "rainforest", el agua que no habremos tragado en este viaje madre mía..
Antes de salir le preguntamos al forestal si era buena idea hacer la excursión que habíamos visto, era de unas 6 horas rodeando un lago y pasando por un bosque que tiene la mayor área de árboles milenarios y auctóctonos de la isla norte.
Supongo que porque no estaba fina del todo el principio de la excursión fue una tortura. Estaba harta de tanto verde, mojarme y tener frío... el pitufo gruñón era encantador a mi lado. Por suerte la mano izquierda que Jesús tiene conmigo y un buen puñado de frutos secos hizo que a las dos horas ya estuviera mejor.
Como no había donde parar, tuvimos que comer nuestra rica ensalada de arroz de pie en el único claro que vimos en todo el camino.
Ni que decir tiene que tras las 6 horas de excursión y la caladura que llevábamos lo primero que hicimos fue darnos una buena ducha. Había que disfrutar del "lujo" de tener el baño dentro de la cabaña!!.
Luego más de los mismo, cenita reponedora y a darle paliza a la cama que al día siguiente tocaba madrugar para ir a nuestro próximo destino: Coromandel.